I
Cuál
acorde disonante
Hará
compañía a este silencio
Que
no demora en demolerme,
En
llenar de vibras mudas
Este
cuerpo de plástico (para ti)
Este
cuerpo de ti (para mi)
Símil
este silencio
A
tu palabra
Trinchera
de sentires
Que
va llenando de agua salada
Ese
acné florecido,
Esos
labios,
Sacos
donde reposa mi fusil
Cual
gatillo apretado
Vibración
en si,
Vuelve
da capo,
para
hacer tronar mi voz.
II
Al
otro lado del camino,
Allí,
En
la espumosa bruma,
Viajan
voces incansables,
Trazando
recorrido infinito
Debajo,
Noctiluca
sonriendo al cielo,
Tal
espejo de sueños,
Que
convierte auroras en moños,
Mar
en rizos,
Ya
no es azul claro,
Ya
el alba dio las pinceladas necesarias,
Y
llega hasta montañas que oyen,
Cuentos
de dragones,
De
fieras hambrientas,
De
hacer lo posible, Utopía.
III
En
pleno armisticio,
Tomo
la vieja cafetera,
Y
hago de ella su mejor versión,
Ya
en taza,
Es
como si devorarme fuera placentero,
Cafés,
van de arriba a abajo,
Cual
plan de Golpe de Estado,
Atizan
en mi aorta una flecha,
Y
caminando sigilosos,
Cafés
van hacia mis mas oscuros pensares,
Y
vacía toda persona en mi,
(Esa
que se hace),
Y
fue allí, en ese sublime instante,
Que
comprendí
Que
no faltaba una disonancia,
Que
el resultado de este jaleo,
Sería
otro silencio.
Calderón
sin director.
Y
acaba el armisticio.
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