Un día en la vida.

Un día en la vida
Hay un silencio atroz.
Una utopía, una guerra,
Una pesadilla sin ningún horror.
Los senderos ahora caminan.
No permiten que los recorran.
No permiten que finalice el andar.

Un día en la vida
Se espera mucho y
Se hace poco.
Todo ocurre por el puesto vacío,
Donde el aroma de flores
Del jardín de tu aposento
Aún se posa como ave sin nido.
(Pobre ave, sin hogar en la vida)

Un día en la vida,
Hace mucho tiempo,
Alguien nació.
Está a punto de conocer quien soy,
De descubrir, de punto a punto,
Como mi piel se eriza, (por cada beso)
Pero el ave no se ha ido aún.

Un día en la vida,
El ave morirá.

Un día en la vida
Extrañare su aletear.

Un día en la vida 
ya no será vida.

Un día en la vida
Será un ave en la vida.

Ningún verso está demás

Ningún verso está demás
Cuando el simple tacto
Dicta cátedra
A todos los sentidos
De tu ser y el mio.
Cuando el aliento de tus palabras
Llega al oscuro prado de mi mente
Donde se conjugan lo divino y el pecado
Y juguetean las esperanzas perdidas.

Ningún verso está demás
Cuando la imaginación está detrás del querer
Y mucho menos cuando el querer conlleva a la imaginación.
Aunque se pueda ser un inepto,
Ningún verso está demás
Cuando la palabra del poeta
Irrumpe en la cara del Cesar.

Ningún verso está demás
Porque es la brújula para el afligido,
La fórmula para el elegido
Y la falacia del patán.
Porque la palabra es intacta
Y no tiene por qué esconder
Su poder irremediable:
La idea,
El pensamiento

Ningún verso está demás
Y si este lo está
Seré breve y te diré
Que te quiero aquí,
Ya.

Naufragio

Con tanta precisión,
Como el tiempo en que tu aliento toca mis labios,
Llega el recuerdo,
Alteración fulminante del presente
Que no trae nostalgia. No necesariamente.

Mi historia es al revés,
Primero; me crucificaron,
Segundo; cargo una pesada cruz,
Tan pesada como la bóveda del cielo,
Si, el aire pesa, el viento quema,
La mentira desarma,
La verdad nunca cambia,
Simplemente es una mentira radicalizada,
Motivo de guerra ya avisada.

Aún siento el calor agobiante de tus mejillas,
Tu piel erizada mientras mis labios,
Ahogados de ideas incompletas,
Pasaba por el laberinto de tus besos,
Del cual no he podido salir.

Si me diste tu presencia, belleza y firmeza como promesa,
Hasta que mis navíos llegaran al puerto de tu alma,
¿Por qué no hice caso a tal insignificante condena?
¿Por qué no evité que mi todo naufragara?