sábado, 21 de marzo de 2015

Disonantes



I
Cuál acorde disonante
Hará compañía a este silencio
Que no demora en demolerme,
En llenar de vibras mudas
Este cuerpo de plástico (para ti)
Este cuerpo de ti (para mi)
Símil este silencio
A tu palabra
Trinchera de sentires
Que va llenando de agua salada

Esas mejillas tierras,
Ese acné florecido,
Esos labios,
Sacos donde reposa mi fusil
Cual gatillo apretado
Vibración en si,
Vuelve da capo,
para hacer tronar mi voz.

II
Al otro lado del camino,
Allí,
En la espumosa bruma,
Viajan voces incansables,
Trazando recorrido infinito
Debajo,
Noctiluca sonriendo al cielo,
Tal espejo de sueños,
Que convierte auroras en moños,
Mar en rizos,
Ya no es azul claro,
Ya el alba dio las pinceladas necesarias,
Y llega hasta montañas que oyen,
Cuentos de dragones,
De fieras hambrientas,
De hacer lo posible, Utopía.

III
En pleno armisticio,
Tomo la vieja cafetera,
Y hago de ella su mejor versión,
Ya en taza,
Es como si devorarme fuera placentero,
Cafés, van de arriba a abajo,
Cual plan de Golpe de Estado,
Atizan en mi aorta una flecha,
Y caminando sigilosos,
Cafés van hacia mis mas oscuros pensares,
Y vacía toda persona en mi,
(Esa que se hace),
Y fue allí, en ese sublime instante,
Que comprendí
Que no faltaba una disonancia,
Que el resultado de este jaleo,
Sería otro silencio.
Calderón sin director.
Y acaba el armisticio.

Valoración

("Relojes" - Salvador Dali)

La atmósfera se vuelve tez,
Lienzo, muro, y yo soy, así,
El lápiz que te traza,
Y rompe los parámetros
El grito en el muro,
El pincel que da forma y
Desfigura la idea.
Nada más.

En el proceso voy de a poco
Con la calma del viento que,
Hoy no me acaricia igual.
Cual arco y cuerda,
Vibrar que acompaña, claro,
Un buen tango de Piazzola,
Nada más que escuchar
Cuando la musa ha de bajar.

Los redobles del destino
son polvo de camino
cuando las dudas son tangibles.
Y así venga cargada
De ángeles con liras y gloria
No se harán de su menester
Hasta que el loable

No conozca su propio infierno.